Leyendo a Gabriela
Hace ya un año que un grupo de apoderados nos reunimos en la Escuela, los primeros miércoles de cada mes para partir el día junto a Gabriela.
Gabriela Mistral contada por Ella
El Gráfico, Colombia, 26 de julio 1930
Nací en Vicuña, Elqui, el 7 de abril de 1889. Mi padre y mi única hermana eran maestros. Empecé a enseñar, como maestra rural, a los quince años. Hasta hoy. Pasé pronto a la enseñanza secundaria (de humanidades). He tenido muchas escuelas a lo largo del país, hastaen el estrecho de Magallanes.
Soy cristiana, de democracia total. Creo que el cristianismo, con profundo sentido
social, puede salvar a los pueblos. He escrito como quien habla en la soledad. Porque he vivido muy sola en todas partes. Mis maestros en el arte y para regir la vida: la Biblia, el Dante, Tagore y los rusos. Tengo una escuela en México y otra en Chile. Vacilo entre las dos. Esta también es una escuela hispanoamericana y mi patria es esta grande, que hablan la lengua de Santa Teresa y de Góngora y Azorín. El pesimismo es en mí un actitud de descontento creador, activo y ardiente, no pasivo. Admiro, sin seguirlo, el budismo; por algún tiempo cogió mi espíritu. México me ha dado, por sus huellas profundas de España –arquitectura, sensibilidad, refinamiento- el respeto y el amor de España. Mi pequeña obra literaria es un poco chilena por la sobriedad y la rudeza. Nunca ha sido un fin de mi vida: lo que hecho es enseñar y vivir entre mis niñas. Trabajo en un libro sobre San Francisco y en unas biografías de los grandes varones del espíritu: Tolstoi, R. Rolland, Donatello, A. Negri, José Martí, Las casas, Tagore, etc. Quiero descansar de mis clases y vivir en el campo, leyendo y escribiendo. Vengo de campesinos y soy uno de ellos. Mis grandes amores son mi fe, la tierra, la poesía.